
El principio fundamental de toda propaganda es la repetición de argumentos eficaces, si bien éstos no deben ser demasiado refinados, habida cuenta que no se pretende convencer a los intelectuales ...
Al fin y al cabo, los intelectuales nunca habrían sido convertidos y de cualquier modo acaban aceptando siempre al más fuerte.
Hay que dirigise, por tanto, al hombre de la calle: los argumentos han de ser toscos, claros y vigorosos, apelar a los instintos y emociones, no al intelecto. La verdad no importa en absoluto y está totalmente subordinada a la táctica y la psicología, pero las mentiras convenientes siempre deben resultar creíbles. El odio y el desprecio deben dirigirse a individuos concretos ...
-- J. Goebbels, Diario personal.
Algunas fuentes y más info:
(En)Decálogo de la Propaganda, el libro de Irving, y más propaganda para cerrar el círculo.
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