27.11.11

Los Wikipedia


Los Mariachis, declarados hoy Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Miedo me da pensar que será lo próximo.

23.11.11

¿A favor del urbanismo 2.0.?

Hostilidad es la primera reacción que me causa Contra el rebaño digital, de Jaron Lanier. Éste se queja de que los usuarios jóvenes de Facebook «son los que crean ficciones online satisfactorias sobre sí mismos con gran éxito. Cuidan sus dobles meticulosamente. […] Se premia la insinceridad, mientras que la sinceridad deja una mancha que dura toda la vida. Sin duda alguna, antes de la aparición de la red ya existía una versión de este principio en las vidas de los adolescentes, pero no con una precisión tan inflexible y clínica.» Pese a la honestidad de esta última aclaración, Lanier carece de perspectiva histórica, pues, tan preocupado como se muestra él por preservar la «personalidad» en la época de la web 2.0., apenas le bastaría con acudir a autores como Freud o Norbert Elías para admitir que, justamente, aquello que distingue a la persona es su capacidad de contención y su habilidad de construcción simbólica. Lanier también protesta porque las redes sociales, en cierta forma como el MIDI alteró la música, liman los matices de la interacción hasta reducirlos a un sistema informático binario —¿soltero o comprometido?, pregunta Facebook a sus usuarios—, acaban con la espiritualidad y deterioran la calidad de la amistad. Y aunque hábilmente se niega a proponer una definición sobre lo que ser persona significa («Si supiera la respuesta, podría programa una persona artificial en un ordenador», se excusa), el ensayista se pregunta: «Si bloggeo, twitteo y wikeo todo el tiempo, ¿cómo afecta a eso que soy?» Podemos inferir entonces que la alienación derivada de las redes sociales no es la del hombre en la multitud; la de la masa. Al contrario, su interacción es tal que ha rebasado la categoría de consumidor compulsivo de contenidos para erigirse como mero canal o herramienta. Así se altera el esquema comunicacional, de manera que ahora asistiríamos, por primera vez, a un circuito abierto. «Lo más importante de la tecnología es cómo afecta a las personas», dice Lanier.



18.11.11

Mil palabras para una imagen

Una declaración de valores compartidos y propuestos por y para las personas con diversidad funcional. Unas palabras que hacen alusión a los valores como el desafío, individualidad, singularidad, calidez, apoyo, perseverancia, ayuda, coraje, integración, disposición, admiración y defensa. Una declaración basada en las «metas y sueños» que estas personas se esfuerzan diariamente en transmitir, para que la sociedad facilite la oportunidad de luchar por estos fines a la hora de priorizar en principios y de erradicar prejuicios, mediante un texto formado exactamente por mil palabras
¿Cuál sería la tuya?


Image]

Circus


Una imagen vale más que mil aritméticas, aunque sean 20N. Suerte con vuestro plan ...

17.11.11

Tijeritas

Euménides

Hoy leí que la felicidad es estática, no se mueve. Por eso las almas vulgares no tienen destino.


Que si buscas mi amistad y tienes que subir cien peldaños para llegar a ella, sube el primero que yo bajaré los otros noventa y nueve.


Que en el País Vasco ya nacen más Pérez que Zarrandoikoetxea, y eso me preocupa. 


Y el amor es la alegría de los buenos, la reflexión de los sabios y el asombro de los incrédulos. 

16.11.11

Reflexión

Se cayó el techo
y los muertos me ven. 
Este es el rostro. 
Zumba la lluvia; 
Yo susurro un secreto 
para entrar allí.


Tomas Transtromer

El Abismo Congénito











Cuando contemplas el abismo, es el abismo quien te observa.
F. Nietzsche





_________

Saludos a los habitantes de la Prisión.
Fotografía de S. Doessing.

La verdad es que se parecen bastante a las que él convocaba, por si a alguien le quedan dudas todavía.

10.11.11

El libro de la sabiduria

1. Señal de que contamos con la acción
es que merme la esperanza cuando hay caída.

2. Desear la pobreza
cuando Allah te impone que uses las riquezas
es búsqueda de ti mismo, disfrazada.
Pero careces de altas ambiciones
si deseas usar las riquezas
cuando Allah te impone la pobreza.

3. La muralla de las decisiones divinas:
no la atraviesa ninguna fuerza síquica.

4. Tira el lastre de gobernarte a ti mismo:
lo que otro hace por ti no tienes que hacerlo tú.


(El Libro de la Sabiduría)
Ahmad Ibn Ata'Illah

Coda:  pensar alto,sentir hondo y hablar claro.



8.11.11

La oveja y los lobos

La Democracia son dos lobos y una oveja votando cuál será la cena. La Libertad es la oveja, armada, impugnando el resultado. 



Benjamin Franklin

7.11.11

Sin blanca en París y Londres

Vale la pena decir algo sobre la posición social de los mendigos, porque cuando los has tratado y has visto que son seres humanos normales y corrientes, es inevitable que te llame la atención la curiosa actitud que la sociedad adopta respecto a todos ellos. A lo que parece, la gente cree que hay una diferencia esencial entre los mendigos y los hombres "que trabajan". Son una raza aparte, marginados, como los delincuentes y las prostitutas. Los trabajadores "trabajan", los mendigos no "trabajan"; son parásitos, son inútiles, por naturaleza. Se da por supuesto que un mendigo no se "gana" la vida igual que un albañil o un crítico literario se "ganan" la suya. Es una simple excrecencia social, tolerada porque vivimos en una era humana, pero esencialmente despreciable. Ahora, si nos fijamos bien se ve que no hay ninguna diferencia esencial entre los medios de vida de un mendigo y los de un montón de gente respetable. Los mendigos no trabajan, se dice; pero, entonces, ¿qué es trabajar? Un peón trabaja haciendo servir el pico. Un contable trabaja sumando cifras. Un mendigo trabaja estando en la calle llueva o nieve, víctima de las varices, contrayendo bronquitis crónicas, etc. Es un oficio como cualquier otro; completamente inútil, claro, pero muchos oficios reputados también son completamente inútiles. Además, como tipo social un mendigo es muy comparable al resto de la gente. Es honesto comparado con los vendedores de la mayoría de especialidades médicas, altruista comparado con el propietario de cualquier semanario, amable comparado con un vendedor de productos a plazos; en resumen, un parásito, pero un parásito bastante inofensivo. Casi nunca saca de la comunidad otra cosa que los medios ralos para subsistir y, cosa que según nuestro código ético lo tendría que justificar, lo paga con creces a través del sufrimiento. No creo que un mendigo tenga nada de especial que lo tenga que situar en una clase diferente del resto de personas, nada que dé derecho a la mayoría de hombres de hoy en día a despreciarlo. Entonces surge la pregunta: ¿por qué se desprecia a los mendigos? (ya que es evidente que se los desprecia universalmente). Creo que es por la simple razón de que no consiguen ganarse bien la vida. En la práctica a nadie le importa si un trabajo es útil o inútil, productivo o parasitario; la única cosa que se exige es que sea rentable. Detrás de todo lo que se habla hoy día sobre energía, eficiencia, servicio social, etcétera, ¿qué hay sino la idea de "ganar dinero, ganarlo legalmente y ganar mucho"? El dinero se ha convertido en la gran prueba de la virtud. Los mendigos no superan esta prueba, y por tanto se los desprecia. De todas maneras, puedo apuntar una o dos cosas que sin duda he aprendido después de vivir sin blanca. No volveré a pensar jamás que todos los vagabundos son un hatajo de borrachos facinerosos, ni esperaré que ningún mendigo se sienta agradecido cuando le dé un penique, ni tampoco me sorprenderá la falta de energía de un hombre que no tiene trabajo, ni me inscribiré en el Ejército de Salvación, ni empeñaré la ropa, ni rechazaré un folleto de propaganda, ni comeré a gusto en un restaurante de lujo. Por algo se empieza.


George Orwell
 Vía: