9.3.08

Pantallazo Azul

A pesar de todo, al cabo de unos años compraron una casa en Colonia. Ella siguió con su costumbre de dejarse caer entre los cojines, mientras que él encontró una colocación como contable en una pequeña empresa de botones. Ambos se amaron y admiraron recíprocamente. El lector, con toda la información que se le ha ido proporcionando, podrá imaginarse el resto por sí mismo.

Fin.

Robert Musil

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