La pobreza es una subcultura. El pobre no es sólo aquel que no tiene que suficiente comida y ropa. Es alguien que vive en unas condiciones miserables, rodeado de otros pobres y en medio de pobreza generalizada de la que no ve salida alguna. No sólo vive, sino que también piensa de una manera diferente. En su momento, Orwell se sometió a sí mismo a un experimento consistente en descubrir cómo cambiaba la psicología del hombre hambriento.
Se alojó en refugios para los "sin techo", pasó hambre y observó que ocurría con su cuerpo y mente cuando no tenía nada de dinero ni nada de comer. Y él, hombre de letras e inteligencia brillante (y extraordinario reportero), descubrió que la persona con el estómago vacío empieza a pensar en lapsos de tiempo cada vez más cortos. No se plantea que ocurrirá al día siguiente, sino que podrá meterse en la boca ya, al instante. La persona hambrienta es incapaz de pensar en términos abstractos, los únicos que permiten emprender intentos de salir de una situación deseperada. Así que es la propia pobreza la que condena al hombre a perpetuarse en ella; nunca saldrá de su condición sin una ayuda, un apoyo, un impulso que reciba desde el exterior.
Se alojó en refugios para los "sin techo", pasó hambre y observó que ocurría con su cuerpo y mente cuando no tenía nada de dinero ni nada de comer. Y él, hombre de letras e inteligencia brillante (y extraordinario reportero), descubrió que la persona con el estómago vacío empieza a pensar en lapsos de tiempo cada vez más cortos. No se plantea que ocurrirá al día siguiente, sino que podrá meterse en la boca ya, al instante. La persona hambrienta es incapaz de pensar en términos abstractos, los únicos que permiten emprender intentos de salir de una situación deseperada. Así que es la propia pobreza la que condena al hombre a perpetuarse en ella; nunca saldrá de su condición sin una ayuda, un apoyo, un impulso que reciba desde el exterior.
El mundo de hoy
"Autorretrato de un reportero"
Coda: No se puede pensar en la Revolución, con el estómago vacío.
2 comentarios:
los griegos acomodados revolucionaron el mundo del pensamiento, los mejores científicos de todas las épocas no pasaron jamás hambre, pero el hambre siempre ha sido un arma indispensable para llevar a cabo la revolución, aunque pergeñada por prebostes bien alimentados...
ps: Orwell sí que fue un revolucionario
Yo sí que tengo hambre, n4rk0.
Y ya he comido..
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