El estilo mismo de la escritura se acomoda a su tema, se somete a lo que los escritores renacentistas reconocieron como "retórica de la velocidad", cuyo patrón era Marte, dios de la guerra. Su metal es el hierro, al que le agrada el fuego, y se oxida cuando se hace a un lado de manera reflexiva; el hierro es un mal espejo.
Un terrible amor por la guerra
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