
Contemple usted al caballero de la Triste Figura:
vanidoso, testarudo, apayasado, ingenuo hasta la ceguera, idealista hasta incurrir en lo grotesco... Lo cual viene a ser como describirme a mí en pocas palabras. La verdad es que nunca he estado bien de la cabeza. Lo que pasa es que yo no ataco molinos de viento. Hago algo peor:
sueño con atacar molinos de viento, estoy
deseando atacar molinos de viento y a veces
imagino que he atacado molinos de viento. Molinos de viento o molinos de cultura -
digámoslo de una vez-, los más deleitables e insibles de los objetos,
trituradores eróticos, molinitos lascivos de lujuria, factorías carnales de raros goces, fantasilandias de fornicadores frustrados, cuerpo mismo de las Beldades. Y, al final, ¿
cuál es la diferencia? Una causa perdida es una causa perdida. Pero no voy a obsesionarme con esto ahora. Ya me obsesionaré más adelante.
FirminSam Savage
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