21.9.08

Sobre la estupidez de los hombres

Acabé comprando un collar que costaba cerca de ciento sesenta dólares (treinta dólares menos del precio indicado). Era un trabajo fino y delicado, con pequeñas piezas de topacio, granate y cristal tallado ensartadas en una delgada cadena de oro, y estaba seguro de que realzaría el esbelto cuello de Rachel. Había mentido con respecto a su cumpleaños -para el que aún faltaban más de tres meses-, pero me figuré que no estaría de más enviar una nueva ofrenda de paz como complemento de la carta que había escrito el martes. Cuando falla todo lo demás, acósalas con muestras de amor.



Paul Auster
Brooklyn Follies

No hay comentarios: