Ella estaba confusa, exhausta y hastiada. No entendía lo que le embargaba de la mañana a la noche, a la linda edad de 32 años. Las expectativas y objetivos que se había fijado hasta ahora los había cumplido con creces, pero la desazón continuaba sin razón, día tras día, noche tras noche, agazapada misteriosamente dentro del alma que reflejaba en la mirada.
Desesperada, le pidió a un amigo escritor que estaba preparando su última obra: "Por favor, mátame en tu libro. Quiero ser un personaje de novela y aparecer muerta en un capítulo para acabar con este suplicio".
Él, dubitativo al principio, lo hizo no sin procurarle un maravilloso orgasmo antes de ser arrollada en calle, al salir de casa después de encontrar el amor de su vida, por un elefante desbocado que había escapado del Circo.
Al acabar, cuidadosamente, cerró el libro con su propia mano.
Él, dubitativo al principio, lo hizo no sin procurarle un maravilloso orgasmo antes de ser arrollada en calle, al salir de casa después de encontrar el amor de su vida, por un elefante desbocado que había escapado del Circo.
Al acabar, cuidadosamente, cerró el libro con su propia mano.
Coda: La vida es Domingo; canción sin fin, noche de estrellas y un rato en el Jardín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario