Si pudiera volver a empezar, elegiría lo que elegí: las rosas del cercado.
Viajaría de nuevo por los caminos que llevan o no llevan a Córdoba, colgaría mi sombra en dos rocas para que los pájaros fugitivos anidaran en sus ramas, quebraría mi sombra para seguir el perfume de los almendros flotando sobre una nube polvorienta y me fatigaría en las laderas. Acercaos, escuchadme, comed de mi pan, bebed mi vino, pero no me dejéis solo en la calle de la vida, cual sauce extenuado.
Amo los países en los que el canto del viaje no ha dejado huella y no han obedecido a ninguna sangre o mujer. Amo a las mujeres cuyos deseos ocultan el suicidio de los caballos sobre un umbral. Volvería, si pudiera volver, a mi misma rosa, a mis propios pasos... pero no regresaré a Córdoba.
Mahmud Darwish
Viajaría de nuevo por los caminos que llevan o no llevan a Córdoba, colgaría mi sombra en dos rocas para que los pájaros fugitivos anidaran en sus ramas, quebraría mi sombra para seguir el perfume de los almendros flotando sobre una nube polvorienta y me fatigaría en las laderas. Acercaos, escuchadme, comed de mi pan, bebed mi vino, pero no me dejéis solo en la calle de la vida, cual sauce extenuado.
Amo los países en los que el canto del viaje no ha dejado huella y no han obedecido a ninguna sangre o mujer. Amo a las mujeres cuyos deseos ocultan el suicidio de los caballos sobre un umbral. Volvería, si pudiera volver, a mi misma rosa, a mis propios pasos... pero no regresaré a Córdoba.
Mahmud Darwish
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