
Con tino, tiento y talento en la cómplice noche del tiempo, Demataro grabó un mensaje de advertencia sobre tablillas de madera a las que después recubrió con cera de abejas. Así que las tablillas viajaron desde Susa hasta Esparta sin que nadie sospechara nada. Una vez en su destino, Gorgo, la esposa del Rey Leónidas, adivinó que bajo la capa de cera de aquellas tablillas de madera había una advertencia importante. Tras poner en claro el mensaje, Esparta comunicó las intenciones persas al resto de polis griegas, dándoles la oportunidad de armarse a tiempo y lograr victorias tan decisivas como la de Termópilas, con 300 caballeros, Salamina y Platea, en lo que supuso el fin de la Segunda guerra Médica. Esta es otra de las Historias halladas en el Finis Africae de la ignota Biblioteca Homérica.
Coda: Día de las Naciones Unidas.
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