Voy a ponerle nombre
al corazón y al destino:
me llamaré Dios del Parecer.
Un día quiero ser rosa de los vientos,
llorar algunas lágrimas
de nieve
y andar descalzo un campo
de humo rojo.
Quiero ser novio de alguien
mitad de una unión perfecta e infalible,
cambiar de profesión,
ser más hermoso,
viajar hasta escapar
de esta órbita eterna
y oír al ruiseñor de mi conciencia
cantándome en la noche.
Atrévete, comienza,
borra todo pasado,
ponte un nombre de fuego
e incendia el Paraíso.
No acates, por vivir,
una negra sentencia.
Arde en tu muerte eterna.
Margarita Souviron
16.10.08
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Tienes razon, muy bonito.
TGM
Lo es. Como tú, aunque sólo sea un sueño el olvido ;-)
LGM!
Publicar un comentario