Retomando el testigo de Filosofía femenina, Zeus y Modernidad
Este post va dedicado a Territorio Enemigo (Fernando) y a tod@s los espíritus sensibles, que lo saben.
Según cuenta el Maestro (del que no voy a citar nombre) a mediados del Siglo XIX el Imperio Francés al mando de Napoleón III, se decidió a retomar/iniciar las relaciones diplomáticas con el Imperio Turco, al igual que hoy, una poderosa potencia continental con un importante peso geoestratégico en el panorama internacional y como puerta del Bósforo, llave de acceso a Oriente.
Al inicio de estas relaciones diplomáticas, el cónsul francés se entrevistaba con un emir, o miembro destacado de palacio, encargado de establecer las bases de esta Cooperación. Como un elemento más de la política internacional y en señal de buena voluntad, el cónsul francés entregó un saquito de Luises de Oro (escudo o écu), moneda de la restauración imperial francesa aleada con 4,5 gramos de oro, al emir otomano en atención a su exquisita amabilidad, que el buen hombre se apresuró a entregar a su esposa, como compensación por sus desvelos maritales.
La esposa del emir, encantada por la procedencia de la moneda, su aleación y la importancia de la misión diplomática que su marido desempeñara, se apresuró a encargar un vestido de gala, sobre el que se cosieran los 100 luises de oro que su marido había recibido en reconocimiento a su servicio.
En verdad que el traje de los luises de oro cosidos, causó en la corte Imperial auténtico furor, debido a la influencia de la moda francesa y la fascinación de Turquía hacia todo lo occidental, con lo que el resto de damas, cortesanas y esposas del personal diplomático, no dudaron en aceptar la nueva moda, encargando de forma imperiosa a sus maridos, se hicieran con la mayor cantidad posible de aquella moneda.
Todo el personal de palacio turco, empezó a recopilar luises de oro, cambiándolo por moneda turca (kurus o piastra) moneda de plata, a precios, a veces, exorbitantes. Es lo que tiene la moda.
Fue entonces cuando algunos avispados mercenarios, (franceses, belgas, holandeses, turcos) se dieron cuenta del negocio y empezaron a acuñar luises de oro con una aleación muy baja, 1 a 5, o menos, en lugar de 1 a 15, como estaba fijada. Mientras las calles de Istanbul, empezaban a llenarse de ropas, trajes, vestidos, bolsos, complementos, etc, que lucían las mujeres turcas con los luises de oro cosidos.
Tal fue la demanda y el mercadeo de divisas, así como el gran trabajo y habilidad de los falsificadores que, al poco tiempo, la gran mayoría de los luises de oro que circulaban eran falsos y el valor de su aleación era muy inferior al valor "real" de la moneda. Así pues, decenas de millones de piastras, kurus y libras turcas, fueron canjeadas por luises franceses, muy por encima de su precio real y muy por debajo de su valor en metálico, para satisfacer a las damas, abandonando suelo turco con destino a redes de comercio internacional, mientras el mercado turco se veía inundado con luises de ínfimo valor.
La Casa de Moneda, demasiado tarde se dio cuenta de que habían exportado millones en divisas a cambio de luises falsos, lo que provocó la devaluación del kuru, y su valor facial, por lo que empezaron a circular convertidos, bien como una moneda grande de cobre (como 40 para), bien como una moneda muy pequeña de plata.
Debido a la inflación crónica que provocó en Turquía este desfalco, el kuruş desapareció por completo, provocando la devaluación de la moneda turca en el panorama internacional y la ausencia total de liquidez del erario público, lo que sumió al Imperio Otomano en una de las mayores quiebras financieras de su historia, producido por el cambio de kurus por luises para satisfacer las exigencias palatinas de una moda, de la que el país no se recuperaría hasta bien entrado el siglo XX.
La Casa de Moneda, demasiado tarde se dio cuenta de que habían exportado millones en divisas a cambio de luises falsos, lo que provocó la devaluación del kuru, y su valor facial, por lo que empezaron a circular convertidos, bien como una moneda grande de cobre (como 40 para), bien como una moneda muy pequeña de plata.
Debido a la inflación crónica que provocó en Turquía este desfalco, el kuruş desapareció por completo, provocando la devaluación de la moneda turca en el panorama internacional y la ausencia total de liquidez del erario público, lo que sumió al Imperio Otomano en una de las mayores quiebras financieras de su historia, producido por el cambio de kurus por luises para satisfacer las exigencias palatinas de una moda, de la que el país no se recuperaría hasta bien entrado el siglo XX.
3 comentarios:
Muchísimas gracias. Estos son regalos de los buenos.
En cuanto a la bonita historia de los Luises, creo que ni aún entrado el siglo XX se recuperó la moneda, actualmente la lira turca, debido a la inflación galopante que ha sufrido el país durante décadas de crecimiento forzoso (todo lo que no creció en siglos anteriores).
¡Ja...! ¿Y todo por quién? ¡Por la esposa del emir! ¡Todo por una mujer! Las mujeres son peligrosas hasta el punto de hacer tambalear un imperio.
fernando; De nada, no las merece. Me he enterado después de lo de tu aniversario, q. conste.
Lo de los turcos, certo. Sabemos que fue un duro golpe al orgullo nacional, y no sólo a la lira.
Parece una tragedia de O`Toole :)
Hay que cuidar esas cosas.
Sigo apostando por ella.
cebolla; Efectivamente, estoy d" accord; son la mayor/mejor fuerza del imperio humano. A veces sería suficiente conquistaran y defendieran su propio corazón.
El de GEA.
Cheers¡
admc
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